Editorial

. febrero 03, 2008

Llano en su geografía, llano en el trato de su gente, sin el movimiento febril de las megalópolis, Uruguay es ante todo un paisaje apacible en lo físico y en lo humano.

Durante las últimas décadas se consolido un movimiento turístico que moviliza cada año a una cantidad de visitantes mayor que la mitad de su población. El imán fue primero el Océano Atlántico y su extensa cadena de playas, luego extendido hacia otras zonas balnearias y a centros turísticos en el interior del país. Pero hoy Montevideo y otras ciudades son visitadas por decenas de miles de personas a lo largo de todo el año, incluso aprovechando un par de días no laborables para “una escapada” al Uruguay.

¿Qué encuentran aquí los visitantes? Las bellezas naturales, el trato hospitalario, pero también la seguridad – Uruguay tiene uno de las mas bajos índices de delincuencia de la región- un nivel de contaminación ambiental muy inferior a la media de la zona y una red de servicios públicos y privados que ofrecen la tranquilidad de una estadía sin sobresaltos… y en el plano de su gente, un alto nivel de realizaciones en materia de espectáculos culturales; la calidad de su teatro, de sus artistas plásticos y músicos es una tradición que se ha cimentado durante largas décadas y ha trascendido fronteras.

Saliendo de los polos tradicionales de Este oceánico y la capital, donde los servicios han consolidado una oferta de alta calidad, el turismo también ha comenzado a desarrollarse en lugares alternativos, a impulsos de una creciente demanda, y donde no obstante ser incipiente su infraestructura y tecnificación, se encuentra la compensación del ambiente natural y la bonhomía de la gente.

Bien miradas, también estas carencias tienen para el visitante el encanto del “Uruguay Natural”, por algo hay rincones que solo conocen unos pocos iniciados, juramentados entre ellos a no revelarlos.

-“Cabo Polonio es inhóspito y aburrido”-, decían hace una década o pocos años mas atrás, las pocas mas de cien personas que se refugiaban allí. Hoy, el Polonio y alrededores –como Valizas, San Gregorio de Polanco o la Laguna Merín- siguen teniendo su sabor agreste pero ya fueron “descubiertos” para el disfrute de miles.

Los invitamos a que ustedes vivan esos y otras localidades del Uruguay, sin olvidar que estos paisajes no son nuestros, sino que los hemos recibido en préstamo de las futuras generaciones. Queremos seguir disfrutándolos durante muchos años, esperamos seguir ayudando a descubrir nuestros lugares y gente y deseamos que Ustedes recuerden gratamente lo vivido y anhelen el regreso.

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